Allí estaba el, con elegante andar, sombrero michoacano y cigarrillo en los labios. El hombre de la sangre- bosque. El hombre de fantasmas anarquistas, poetas, narradores, escritores…
Sonrisa franca y ojos brillantes. Manos sabias, cofres de intuición.
De su boca salía una cascada de historias, revoluciones, persecuciones, muertes, torturas, exilios, dolor. Una bocanada de humo del tabaco, una mirada a la pared (como si en ella viese el horizonte) y llegaron las anécdotas de infancia, las sonrisas, las luchas, las madres y abuelas.
Conversaciones que duraron lunas y soles, la presencia eterna, etérea de la “negra linda” y el ombligo enterrado en el taller. Caminó sobre la tierra sagrada, entre las piedras y los nopales. Se arrodilló con nosotros, junto al chicalote amarillo que apuntaba al Aztlan a enterrar la obsidiana, a ofrecer el humo sagrado para beneplácito de los Dioses.
El hombre montaña, el hombre roble. Con la mirada plácida mimetizada en la Laguna, el de las palabras libres como garzas, pescador y cazador, recolector y campesino…
Cocinero de sueños con olor a tierra, viajero del alba, caminante lunar, guardián de águilas. Gracias por existir…
Con todo mi amor y cariño a Don Helvio Botana Hayashi por ser todos los que es, por los retornos, por las palabras y por su presencia. También a la Negra y a Gina por el aprecio y admiración que les tengo. Espero verlas pronto… Besos Miles.
Paola, Paola, Paola... primero lo leí, me emocioné hasta el hipo. Luego Mónica, Georgina y hasta su "relación"... nos llevaste a todos a la emoción, a la ternura, al agradecimiento y el privilegio de considerarnos tus amigos.
ResponderEliminarEl único que falta es Champignon, veré de platicarle del tema al rato.
Besos y más besos. Te quiero.
El Honor es mìo...Señor Bosque. Ya escribire de Monica, Gina y su relaciòn y del mismo Champignon se lo prometo.
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