lunes, 24 de septiembre de 2012

Monopolizando el cine en México

La primera vez que recuerdo acudir a un cine fue al Palacio Chino, obviamente era una película infantil. Esa experiencia marcó mi vida; los pasillos, las butacas, las palomitas, la zona de dulcería, el sonido espectacular, la película proyectada de esa manera tan fascinante...

Una y otra vez regresé gustosa durante toda mi vida a ver diferentes películas en el cine que estaba mas cerca de mi domicilio antiguo. El cine se llamaba "La Linterna Mágica" y estaba ubicado en la Unidad Independencia, justo donde ahora se encuentra la glorieta de San Jerónimo.

Ir a La linterna era una toda una aventura. Primero te topabas con los vendedores ambulantes, que vendían N cantidad de cosas relacionadas con la matinée; después hacer fila recargado en la barra oxidada que rodeaba la taquilla,comprar tu boleto en aquella ventana sucia  en donde solo podías ver las manos regordetas de la mujer que te recibía el dinero y a cambio te daba las enormes entradas - de verdad eran enormes los boletos-



A continuación volvíamos hacer fila para que el "poli" -un anciano gruñón con uniforme que vivía en la Unidad- nos sellara las entradas. Después el júbilo...

Corríamos a comprar palomitas, dulces, refrescos o por el contrario veíamos con infinita envidia a quienes lo hacían mientras apretábamos con fuerza la mochila en donde llevábamos nuestras tortas, totis y pepsilindros para comer en la función.

Había dos pisos y dos salas de exhibición. Yo siempre  elegía el segundo piso para arrojar palomitas a los de abajo. Porque eso si, la guerra de palomitas y cacahuates era una batalla forzosa en cada función, y así fue aun cuando cerraron el segundo piso. Los de atrás contra los de adelante antes de que las luces fueran apagadas completamente.

Recuerdo con cariño esa época de cine, incluso los chicles pegados en el suelo y de vez en cuando alguna rata cinéfila asustada corriendo entre los pies de todos a causa de los gritos de las mujeres neuróticas.

Con los años, todo cambió. Los que eramos niños, nos hicimos adolescentes y caímos en las redes de un estilo de vida que era completamente ajeno a nosotros.

Llegaron los dos monstruos del cine "Cinepolis y Cinemex" con sus salas modernas y alfombradas; sus paredes tapizadas y sus enormes pantallas de exhibición. La zona de dulceria era mas grande que los baños de La Linterna, y sus empleados jóvenes y sonrientes. ¡Si! ¡Caímos en la trampa! Todos y cada uno de nosotros.

La Linterna desapareció en el olvido, como todos y cada uno de los cines "independientes" a los que acudimos. Los asesinamos, los llevamos a la ruina, los olvidamos, pero eso no es lo peor, pagamos por hacerlo. ¿Que clase de asesino paga por asesinar?

La vida nos ha devuelto la moneda. Karma Cinéfilo. ¿Un combo en Cinemex o Cinepolis? un ojo de la cara; ni hablemos de los dulces, cafés o helados. Con el precio de un boleto pararíamos la matinée completa en la Linterna. No se puede introducir alimentos- es más- si no consumes nada en cualquiera de estas dos salas de cine, no solo los empleados te miran como pordiosero, también lo hacen tus compañeros de butaca.

Y es que también ir al cine hoy en día, significa prepararte para acudir a una pasarela. Allí van las pequeñas top models y los metrosexuales pavoneándose entre los pasillos. ¡¡¿Que diablos hemos hecho?!! ¿Pants al cine? Ni que tragáramos frijoles (sic)....

El colmo del descaro me sucedió ayer. Ok. Pago más de sesenta pesos por una entrada, consumo una caja de Palomitas -tibias- y un vaso de refresco. Pero... Ya no puedo elegir el maldito lugar en donde me quiero sentar.¡¡ Lo eligen por mi !! ¿Neta? "Solo tengo estos dos disponibles".... ¿que mierda?

¿Butacas numeradas? ¿Les cae? Y encima tienen el descaro de decir que es por mi bien. Durante la función jamás se llenó la sala, por ende había muchos asientos disponibles para que yo decidiera en cual quería sentarme.

Yo no se ustedes, pero si pago sesenta pesos por la exhibición de la película, primero tengo todo el derecho de comer lo que se me pegue la gana en la función. Sea o no sea lo que ellos me forzan a comprar. Segunda Tengo todo el PINCHE DERECHO a sentarme donde se me de la chingada gana. Solo eso me faltaba, que les pague para que decidan por mi.

Que se vayan al carajo con su  "I12" no regreso.

La aventura de ir al cine se convirtió en una pesadilla mercantilista. Neta, prefiero descargar películas antes de darles un peso mas a esos pinches empresarios de mierda. No hay factor humano en Cinepolis y en Cinemex. Solo somos números que se sientan sobre otros números, que asco...













2 comentarios:

  1. La época pre cinépolis fué sin duda la mejor.

    Por mi casa había un cine que proyectaba puras pelis independientes y que ahora son consideradas de culto.

    Yo tendría 6 o 7 años entonces.
    Al cabo de un tiempo ese cine se convirtión en cinema porno para poco después ser demolido y construir un jodido parque sin arboles.

    Lo poco que podemos hacer aparte de bajarte las películas es aplicar la de ver una función saliendo de la que pagaste, mínimo disfrutas dos. Es un 2x1 mas justo que el de los miércoles.
    Saludos.

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  2. Completamente de acuerdo contigo. Fue la mejor época del cine en México, por lo menos en la cuestión tratada en el post, porque si nos vamos por la calidad de películas mexicanas estamos jodidos.

    Saludos.

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